Por Juan Darién

Haciendo su cochinito para las elecciones, la presidenta municipal de Cancún, Ana Patricia Peralta de la Peña, retoma el saqueo con el llamado Parque de la Equidad, que como agujero sin fondo sirve para lavar todo tipo de triquiñuelas.

Recuérdese que el llamado Parque de la Equidad y que se redujo a la destrucción de zonas con vegetación protegida, con el costo de 250 millones de pesos, cuyo endeudamiento fue autorizado por  la mayoría de Morena y el Partido Verde en el Congreso,  al anterior gobernador, Carlos Joaquín González.

Las obras imperfectas, mal planeadas y de material de mala calidad, reflejan también la egolatría de Carlos Joaquín, al colocar bancas de cemento con sus iniciales CJG, adornadas con estilos mayas, y a las que quiere destacar Ana Paty.

 Es por ello que en la Quincuagésima Sesión Ordinaria, encabezada por la Presidenta, el Cabildo de Benito Juárez aprobó por unanimidad celebrar diferentes acuerdos para mejorar el reciclaje de residuos sólidos, cuidar el Parque de la Equidad, promover la creación de huertos urbanos y evitar la contaminación auditiva en la ciudad. El chiste se cuenta sólo.

Así que suscribieron un convenio de Colaboración con la Agencia de Proyectos Estratégicos de Quintana Roo (AGEPRO), para seguir  con excesivos gastos y derroches.

Por ello habrá que ver los contratos de presuntas colaboraciones de reciclar basura y desechos municipales, con “Reciclajes Electrónicos del Sur, S.A. de C.V.” y “Servicios de Mantenimiento Ecológico del Caribe, S.A. de C.V.”.

El parque mal llamado de La Equidad, fue un derroche que sirvió para “desaparecer” millones de pesos y endeudar más al estado, incluso en ese mismo préstamo de más de 800 millones de pesos, se realizaron modificaciones en el malecón, con las que se destruyeron árboles milenarios, simplemente para colocar asfalto. Y todo ello, en estos tiempos de postverdad, lo celebran como un gran logro ecológico.

Y para cerrar con broche de oro esta sesión de cabildo, dijeron que van a controlar los ruidos en las viviendas y unidades habitaciones, cuando es claro que los que alteran la tranquilidad con música excesiva, son los antros, bares y cantinas que autoriza el municipio y que pueden hacer todo tipo de desmanes, siempre que paguen su respectiva cuota con al municipio, sin importar para nada la ciudadanía.