María Estrada espera reunirse pronto con su hijo en Estados Unidos y Nilver Soler que se colmen las mesas del restaurante en que trabaja en La Habana. Los cubanos sueñan con otro «deshielo» luego que Washington mitigó sus sanciones a Cuba.
Ha sido una noticia muy buena para todos los cubanos, para el que tiene familiares aquí y allá, porque la separación de la familia es bien difícil», declara a la AFP Estrada, de 55 años, mientras espera sentada en un parque próximo a la embajada de Estados Unidos su turno para una cita consular.
Estrada, que emigró de Cuba y vive en Miami, explica que decidió «amanecer» en la embajada tan pronto escuchó que entre las medidas anunciadas por Washington estaba el restablecimiento del programa que permite que ciudadanos y residentes estadounidenses soliciten que sus familiares en Cuba se reúnan con ellos en Estados Unidos a través de canales regulares de migración.
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El gobierno estadunidense también prometió aumentar la capacidad de procesamiento de solicitudes de visa en La Habana, un servicio que Washington reanudó a cuentagotas a comienzos de este mes, tras cuatro años de cierre por supuestos ataques sónicos contra su personal diplomático que Cuba niega.
Es demasiado el sufrimiento, demasiada la espera, y vine a ver cómo va el proceso», añade la mujer, que también vislumbra «una esperanza» para el «inicio» de un nuevo proceso de acercamiento entre Cuba y Estados Unidos, como el que ambos países vivieron en el segundo mandato del demócrata Barack Obama.
Mejoría económica
Hasta el lunes, los cubanos no veían ninguna diferencia entre la política del republicano Donald Trump, que reforzó el embargo vigente desde 1962 y rompió con la normalización diplomática emprendida por Obama, y la del presidente demócrata Joe Biden. Pero esa percepción comenzó a cambiar al final del día, cuando la televisión estatal informó sobre las nuevas medidas.
Ojalá, poquito a poquito, veamos la luz», porque «los viejos estamos asfixiados y los jóvenes se tienen que ir (del país) porque económicamente no pueden vivir», dice Mirella Monaga (80), que espera que la «nueva posición» de Biden traiga bienestar a los cubanos.
Cuba, que enfrenta su peor crisis económica en casi 30 años por los efectos de la pandemia de covid-19 y las sanciones de Washington, vive una emigración masiva. Una gran cantidad de cubanos busca irse, especialmente a través de Centroamérica, para llegar a la frontera estadounidense, y también lo hacen por mar.
Las medidas prevén eliminar el límite de remesas familiares de 1.000 dólares por trimestre que fijó Trump, un apoyo económico vital para muchas familias en la isla, y autorizar las transferencias no familiares para apoyar «a los empresarios cubanos independientes».
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Nilver Soler (51), que administra el restaurante Vis a Vis, ubicado frente a la embajada estadounidense, considera que ese anuncio «va a favorecer la comunidad económica y de negocios particulares (privados)».PUBLICIDAD
Recuerda los tiempos, bajo Obama, en que los estadounidenses y cubanoamericanos se convirtieron en los segundos y terceros grupos de visitantes a la isla.
¿Otro deshielo?
El anuncio de Washington tuvo amplia repercusión dentro y fuera de la isla.
La UE se congratula del anuncio realizado el 16 de mayo por la Administración estadounidense sobre el levantamiento de determinadas restricciones a Cuba», señaló el jefe de la diplomacia de la Unión Europea Josep Borrel, en un comunicado en que también subraya que ese bloque mantiene «su política de compromiso crítico» con La Habana.
El académico y exdiplomático cubano Carlos Alzugaray considera que las medidas anunciadas marcan el inicio de un nuevo «deshielo», entre Cuba y Estados Unidos, aunque no cree que «Biden llegue tan lejos como Obama».
Sin embargo, el sociólogo cubano Rafael Hernández no considera que el paso de Biden «sea el principio de un deshielo», sino «la reacción de emergencia que Estados Unidos ha encontrado para parar la crisis migratoria» actual.
La emigración incontrolada es un tema de seguridad nacional, así que están parando esa crisis y lo único que pueden hacer es provocar una cooperación del gobierno cubano», agrega Hernández.
El académico Arturo López-Levy, de la Universidad Holy Names en California, opina también que el paquete de medidas anunciado «no representa un retorno al cambio de enfoque que representó la administración Obama».
Según él, lo que empujo Biden a dar el paso fue también que, después de las manifestaciones históricas de julio de 2021, «la continuación de la protesta contra el gobierno cubano se cortó» y la isla parece volver a la calma.
Al aplaudir esta nueva política hacia la isla, «más sensata», el Cuba Study Group, grupo de reflexión con sede en Washington, advierte sin embargo que las «nuevas medidas no invalidan en absoluto las justas demandas de libertad de los presos políticos cubanos y del fin de la hostilidad del gobierno hacia la sociedad civil».