Por Rafael Quintanar
Quintana Roo se ha mostrado con un tremendo retroceso jurídico y político, desde la época de Mario Villanueva Madrid a la fecha no se había vivido algo de tal magnitud.

El comentario que se vierte respecto al retroceso, esta encaminado, analizar y reflexionar el proceder que ha tenido en los últimos años el órgano electoral de Quintana Roo.
Lo cual fortalece la posición que fijó en su momento el partido Morena de la necesaria desaparición de estos órganos que más que ayudar a salvar los procesos de participación ciudadana y democrática, los enrarece mostrando a todas luces, signos de corrupción, de ignorancia política y de violencia a los derechos humanos de los ciudadanos y obvio, sin dejar de lado la ilegalidad en su forma de aplicación.
Basta recordar el proceso electoral pasado cuando se permitió candidaturas a personas que no cumplían con las afirmativas, situación que fue por demás burda, cínica y miserable al permitirlo el órgano electoral al asumirlo estos personajes sin ningún rubor, sólo por estar protegidos por el manto protector de un partido hegemónico que iba en acenso.
Y en contraparte actuar contra los opositores al partido en el gobierno, tratándoles de quitar sus espacios de participación en las diferentes posiciones, generando con ello un letargo legal, un distractor político y una aberración jurídica .
Tal es el caso de Chanito Toledo en Solidaridad, por mencionar alguno o en su caso otorgar candidaturas a quienes están acusados de violencia.
Pero el caso último es para Ripley al quitar un cargo de representación popular ganado electoralmente y negado desde el escritorio con todo el autoritarismo que da el sentir la protección de la ilegalidad más allá de la inmoralidad.
Está claro de sobremanera, lo que podemos esperar de este proceso especial electoral para la elección de los diferentes cargos en los órganos judiciales .
Es urgente reactivar la Participación Ciudadana para pasar de la simulación a la verdadera transformación del respeto a la voluntad popular a la legalidad y por supuesto todo ello basado en la moralidad.