- No hay fecha que no se cumpla, plazo que no se venza, ni deuda que no se pague.
Por Rafael Quintanar
Así dice un dicho popular y eso aplica en nuestro estado acabando con la herencia maldita que nos dejó Mario Villanueva (exgobernador) y Carlos Cardin (expresidente de Cancún) la mancuerna del cambio (como se hacían llamar).

Nos dejaron el engendro del neoliberalismo en su máxima expresión con la privatización de los servicios públicos y los derechos humanos entregando a empresas privadas el servicio de manejo de los desechos sólidos desde la recolección, traslado y disposición final con la empresa TRIBASA que en el gobierno de Magaly Achach de Ayuso empezamos los trámites para la cancelación del contrato concesión a petición del consejo municipal de limpia el cual esta conformado por diversas empresas, asociaciones, clubes, cámaras, funcionarios y el regidor de servicios públicos concretándose la cancelación en el siguiente gobierno de Francisco Alor Quezada.
La empresa Aguakan es la gran beneficiaria manejando la concesión del suministro del agua en Cancún siendo este estado y municipio los pioneros en privatizar los servicios como una política neoliberal.
Aguakan pudo haber corrido la misma suerte en perder la concesión al mismo tiempo que TRIBASA por los incumplimientos del contrato, pero la realidad es que en el gobierno de Magaly Achach también solicitamos mediante un acuerdo con los regidores pudieran cumplir una serie de inconsistencias las cuales fueron subsanando ganando tiempo y el gobierno de Alor ya no dio continuidad a la supervisión y vigilancia de este contrato con Aguakan.
Hay que señalar de manera puntual que en el caso particular de Aguakan se fue relajando la supervisión y vigilancia por parte de CAPA por grandes intereses económicos.
A pesar de que desde un inicio fue un negocio muy rentable para esta empresa española quienes recibieron la concesión con infraestructura en la cual ya había invertido el estado, las altas tarifas y los abusos en los cobros por reconexion y los intereses ajiotistas todo ello permitido por el gobierno en turno hasta el gobierno de Carlos Joaquín González.
En todo este tiempo transcurrido Aguakan se vio muy beneficiada y junto con ellos varios gobernantes y representantes populares parecía que esperaban esos momentos de solicitud de tarifas, petición de crédito de inversión y la ampliación de la temporalidad del contrato por que en todo ello les otorgaban bonos de aprobación.
Esos bonos no estipulados en la concesión dicho de otra manera actos de corrupción.
Aunque también había otros casos de ganancia política golpeteando a la empresa Aguakan en actos meramente mediáticos sin seguir los procedimientos adecuados para la cancelación adelantada por actos de incumplimiento establecidos en el contrato lo que lleva a una clara recesión sin indeminisacion.
Los ciudadanos de Quintana Roo festinan la noticia de la posible salida de Aguakan lo que esperamos se concrete en próximos días, por que aún pudiera caber la posibilidad de entablar un diálogo con los tres niveles de gobierno y revisar nuevas reglas de operación, supervisión, revisar bajar tarifas, transparentar los procesos y cumplir con el programa de obras tanto de introducción de suministro de agua potable como del drenaje en las zonas que faltan en la ciudad.
Ojalá este momento sea bien manejado por las partes y sea la luz en el túnel para los ciudadanos que han sufrido tantos abusos por la empresa Aguakan.
Y no suceda lo que pasó con el tema de la recolección de desechos sólidos, que ya se había logrado cancelar un contrato de privatización de los servicios, dar paso después a una para municipal y después retornar a la basura neoliberal que tanto nos cuesta a los ciudadanos y hoy podrían tener las suficientes causales de cancelación si hubiera una eficiente supervisión.
Lo que debemos reconocer sin lugar, a dudas es la postura de nuestra presidenta Claudia Sheinbaum Pardo respecto a este tema como parte de una política nacional en el manejo del agua como un derecho humano.