Por Rafael Santiago
En el año pasado, México fue el país más violento para ejercer el periodismo. Este año siguen las agresiones violentas contra comunicadores. El fin de semana pasado, Rubén Darío Cruz, sufrió un atentado, el segundo en menos de un año, y fue gracias a que sus escoltas, asignados por el Mecanismo de Protección a Periodistas y Defensores de los Derechos Humanos, debido a atentados anteriores, repelieron la agresión, por lo que pudo salvar su vida. Asustado, corrió hasta el reclusorio, cerca del que se encontraba, guareciéndose en su interior.
Ante esta situación lamentable, el gobierno del estado, encabezado por Hermelinda Lezama, alias Mara, dio su veredicto, sin que se haya iniciado investigación alguna sobre el caso. Lo que dijo en un tuit, es un veredicto contra el reportero y que el que disparó fue un escolta ante “una situación de riesgo”. Todo ello con la finalidad de ponderar que en el estado se vive en calma y minimizar las agresiones al periodista.
La realidad es que los periodistas de la entidad y la ciudadanía en general, viven una situación de terror, en la inseguridad total, debido a que la delincuencia organizada hace y deshace sin que intervenga ninguna autoridad. En Quintana Roo las ejecuciones son diarias y se han vuelto cosa normal entre la gente ver como caen asesinados en las calles, en sus casas o son arrojados a los perros, los cuerpos de víctimas en brechas solitarias o calles poco concurridas.
Las ejecuciones, en lo que va del año son 31, más las que se acumulen, porque diariamente dan hechos violentos que terminan en balaceados, principalmente en Cancún, donde la actual gobernadora fue presidenta, y dejó esos sangrientos antecedentes. Si tomamos la cifra de ejecuciones desde el momento en que tomó posesión como mandataria estatal, son ya más de 200 los muertos, tan sólo en sus primeros meses de gobierno.
Hay que recordar que, en los tiempos en que fue presidenta municipal de Cancún, reprimió a balazos una manifestación pacífica de feministas, en la que la reportera Cecilia Solís, quedó herida de bala en la pierna y lesionado el comunicador Roberto Becerril. Así que antecedentes represivos contra los medios de comunicación los tiene, y de sobra. Ella no sabe de periodismo porque trabajó de presentadora, en anuncias de tiendas y como boletinera radiofónica en la que el ayuntamiento cancunense aparentaba atender las denuncias ciudadanas. Lo más violento que vivió fue como reportera de eventos sociales, donde disfrutó las viandas y los vinos de la socialité, de la que ahora forma parte como nueva millonaria.
De acuerdo con la incidencia delictiva del Observatorio Nacional Ciudadano, del 26 de septiembre al 31 de diciembre, se han iniciado 6 mil 281 carpetas de investigación de diversos delitos cometidos en la entidad.
Y si se toma el acumulado desde 2018, existen 39 expedientes acerca de periodistas anotados en el mecanismo de protección y también se reporta que cuatro de ellos han sido asesinados. De esta manera, Quintana Roo se ha convertido en el tercer estado más peligroso para ser periodista