Por Rafael Quintanar
Es curioso y hasta preocupante muchas veces el ver como la sociedad se va acostumbrando a acciones de carácter dictatorial, autoritaria e ilegales en muchas ocasiones.
En cierto tiempo lo viven de manera normal llegando a criticar cuando algún ciudadano lo cuestiona, exhibe, denuncia o protesta por la corrupción o ilegalidad.
Y este tipo de conductas pudiéramos pensar que es en personas que no tienen un nivel educativo o determinada formación, pero la realidad es que muchas veces hasta profesionistas lo viven, conviven y hasta lo justifican.
Y esto me hace recordar la etapa en que estábamos en el Partido de la Revolución Democrática, en el PRD cuando realmente era una verdadera oposición al gobierno en su momento y acudíamos a las escuelas a defender, informar y hasta asesorar a los ciudadanos para que no les cobraran la mal llamada cuota voluntaria.
La sorpresa es que la gente pagaba, y muchas veces hasta nos criticaban a nosotros por protestar.
En otros casos llegó a suceder que estábamos en las avenidas, generando brigadas informativas “Casa por casa o negocio por negocio” en defensa de la reforma energética pasaba la gente y nos gritaban. “Pónganse a trabajar huevones”
Y así se repite el caso cuando estábamos buscando la aprobación de la “ley de los derechos del adulto mayor”para que les otorgaron una pensión económica a los adultos mayores junto con otros derechos en materia de salud, educación, trabajo, recreación, etc…
Y muchos de los detractores nos cuestionaban , nos ofendían, justificaban al partido gobierno en el hecho de no querer aprobar la ley y muchas otras experiencias de esa misma naturaleza.
Pero lo curioso es: que esas personas son las primeras que se formaron a buscar recibir esos beneficios una vez aprobadas las leyes.
Y esto se comenta a raíz del planton de las madres buscadoras, de los que protestan por la exigencia de cambiarle la medida cautelar a Emiliano Ramos a quien lo tienen en prisión por cuestiones políticas, campamento que se encuentra afuera de los juzgados sobre la avenida Nichupté.
Se dice: como son capaces de pintar las paredes? , como se les ocurre afectar a otros ciudadanos cerrando la avenida? , por qué asumen esa actitud? para ellos irracional generando ese tipo de comentarios.
Cuando en realidad no alcanzan a dimensionar lo que simboliza ese plantón, que no es una concentración masiva, tampoco condicionada como lo hacen los legisladores usando los padrones de bienestar, la realidad es que la sociedad se acostumbra a la ilegalidad, justifican a esos jueces que trabajan por consigna y cuestionan al ciudadano valiente que levanta la voz, que deja de llevar su vida normal por llamar la atención ante la sin razón.
Y es tan simbólico por que la sociedad evoluciona y la mayor denuncia es por medio de la tecnología en las redes sociales donde se viraliza y se difunde en todo el mundo.
Ese planton que no es cómodo para los que están ahí, no existiera si hubiera legalidad, si hubiera justicia, seguridad y un ejercicio de gobierno diferente.
Simboliza la demanda para que se investigue, aparezcan, y no desaparezcan más mujeres.
Por qué se termine el comercio sexual infantil.
Por qué se trabaje con eficiencia y prontitud con las carpetas por manutención.
Que esos jueces insensibles dejen de confrontar dividir y afectar a los niñ@s.
Más que juzgar hay que analizar, pensar, actuar, dejar de ser cómplice y ayudar a la presidenta Claudia Sheinbaum que está actuando con la convicción de acabar con toda la corrupción.
La manifestación es el último recurso que el ciudadano tiene cuando el sistema está muy agotado, contaminado o profundamente corrompido.
La realidad que estamos viviendo en materia de la nula impartición de justicia confronta el llamado de la presidente de la republica y pone en duda la participación de los ciudadanos en una elección para elegir jueces y magistrados por qué mina la confianza con estos tufos de acciones torcidas.