MONTERREY, N. L. (apro).- Casa Indi, el refugio de migrantes más grande del norte del país, se desbordó tras la llegada de aproximadamente 900 haitianos procedentes de Ciudad Acuña, Coahuila, lugar al que regresaron al fracasar en su intento por cruzar a Estados Unidos.

Otras familias, procedentes del mismo país caribeño, también saturaron Casanicolás, otro albergue ubicado en Guadalupe, adonde fueron enviados aproximadamente 100 migrantes que no encontraron acomodo en el primer refugio.

En el exterior de Casa Indi, ubicada a un lado de la iglesia Santa María Goretti, en la colonia Industrial de esta ciudad, se observa a hombres, mujeres y niños apiñados en toldos, esperando a que los abogados del Instituto Nacional de Migración (INM) les aclaren su situación.

Antonio González Téllez, administrador de ese refugio, mismo en el que se encuentra el Comedor de los Pobres “Padre Infante”, que da tres comidas al día a indigentes y recibe a extranjeros en tránsito, explicó que en esas instalaciones pueden alojar a 550 personas, pero desde el domingo han tenido que atender a más de mil. https://9ebfc827c126a68b865449605bb15380.safeframe.googlesyndication.com/safeframe/1-0-38/html/container.html

Ese día, sin previo aviso, llegaron los haitianos –caminando o en automóviles y algunos más desde la central de autobuses– a pedir ayuda porque en Coahuila, donde hay 11 mil compatriotas varados, ya no podían recibir atención, dijo.

En el lugar hay ahora 845 migrantes procedentes de Haití, que se suman a más de 250 centroamericanos que ya se encontraban ahí.

Según el directivo de Casa Indi, 90% de los migrantes que proceden del sur de México y que hablan mayormente francés están decididos a quedarse en esta frontera norte, pero muchos de ellos, apuntó, desconocen que el trámite migratorio para buscar asilo en Estados Unidos, como es su interés, se lleva entre ocho y 10 meses.

Todos ellos, incluidos bebés lactantes, están hacinados y se exponen a padecer covid-19 u otras enfermedades, debido a que la atención médica es insuficiente, lamentó.

Hasta ahora –abundó– han detectado a cinco sospechosos de coronavirus, por lo que ya se les aisló y no hay, por ahora, un peligro de brote.

Asimismo, señaló que ningún funcionario del INM o de la Secretaría de Salud en Nuevo León ha acudido en su auxilio.

En Casanicolás, que dirige el padre Luis Eduardo Villarreal, hay 98 haitianos. En el sitio caben 110 personas, pero ya suman 120, una cantidad que aún es manejable, sostuvo.

Por ahora tienen comida y atención médica, pero no se sabe qué ocurrirá con ellos, puesto que no han iniciado sus trámites migratorios y desconocen cuándo tendrán la oportunidad de presentarse ante las autoridades de Estados Unidos.